© Mario Islasáinz

Petición

Aguárdame en el lecho dulce muchacha,
por favor, no, ni lo intentes siquiera,
ten compasión de mí,
que llegaré a ti
luego de guardar en todo el cuerpo,
diez años de tortuoso deseo.

Quisiera

Cada que estás de espaldas dices tantas cosas, que quisiera regalarte un verso que fuese solamente tuyo, aunque te quedara a deber una tarde amándonos ahí, en ese desorden de palabras, bebiéndonos los sexos.

Ven

Caprichosa,
ven,
llévate con tu llegada,
a ésta
que me quiere tanto.

Distancias

Cuando con mi lengua mido poro a poro la distancia de tu dorado pezón al otro, hay una lágrima que se desprende de mi ojo derecho sin que pueda impedirlo, el izquierdo lo mantengo alerta por si acaso, tengo que volver poco a poco a erizar algo de ti, que en mi locura, haya olvidado lamer.

Ahí

En el espacio más absurdo,
el que nada dice
y sí provoca enfrentar una actitud a toda hora,
precisamente ahí,
vivo enardecidamente destrozado por tu ausencia.

Instante

En la delgadez de la mañana,
intento el recuerdo de tu cuerpo
subiendo por los finos escalones
dejándome preso en un agua
a la que no logré retornarte,
y sí aumentar el deseo de saberte.

Por ti

En la feroz playa que te contiene
y enamorado siempre de tu cuerpo,
me impongo un vago comienzo
que me lleva desde el no dormir por años,
hasta cortar el aire.
Niña,
no hay secretos,
es por ti que me nacen los versos.

Mudez

La puerta entreabierta dijo con estarlo así, que ahí estabas; entré en ese espacio a media luz y tú, tendida desnuda de espaldas sobre ese mullido sillón negro, deshizo todo lo demás.

Hecho

Pequeña, sálvame de la locura a la que me sometiste desde el día en que me robaste un beso en medio del olvidado bosque en donde me mantenía cuerdo.
Devuélveme el corazón que se hallaba quieto a un costado mío y que hiciste tuyo, con el sólo hecho de plantarte ante mis desvalidos ojos.

Gustos

Los vellos por donde caminan
mis labios hacia tu sexo,
es el recorrido que más me gusta,
el que no me canso de andar,
porque al final,
siempre terminamos satisfechos.

Caída

Luego de tus labios
voy a tus senos,
caigo en tu vientre,
bajo al sexo,
giro sobre ti
para quedarme
soñando entre tus nalgas.

Prevención

Morena,
nunca me des la espalda,
que puedo volverme adicto,
a ti.

Deshabitado

Mujer,
mar de amor,
gota inagotable de amar,
sin ti, solo,
aislado, desolado,
solitario de sol,
vivo deshabitado,
de mí.

Ignorancia

Nena, nadie le ha enseñado a ese cansado espejo, que es sólo una triste circunstancia, y que para padecer un sentimiento como el que te brindo en tus asomos, necesita un corazón.

Mar mía

Posees en ti tantos paisajes,
que mis labios no terminarían nunca
de sólo intentar abarcar uno.

Acuerdo

Regálame el musgo
que tienes entre las piernas,
así, húmedo, fresco, oloroso,
que hallaré la forma de conservarlo
siempre conmigo, aquí,
entre las mías.

Deseo

Si alguna vez quisieras medir
la distancia que existe entre tus senos,
lo haría a besos niña,
cuantas veces me lo pidieras.

Duda

Duda

Si la soledad en que estás
te trae el consuelo
que soy incapaz de darte,
mujer de mi guarda
que sé me aguardas,
olvídame.

Yo

Si supieras cuánto extraño tus celos
que nos convirtieron en extraños,
vendrías a refugiarte otra vez en mí,
hoy que necesito de alguien,
que no sea yo.

Maga

Tienes la magia
guardada entre las piernas,
en donde a cada ocasión
que pienso en tu misterio,
te deseo.

Aguarda

Tu boca es el sexo que buscan furiosamente mis labios,
resalta de entre finos cabellos
más que molestos.
Los míos están pálidos y sedientos de ti,
para hallándote, inflamarse a besos.
Pero aguarda,
no guardes rencor en ella,
que la rabia no es el mejor sentimiento para morder.

Aroma

Tu olor después de amar,
sería la única razón por la cual,
si algún día me enteraran
de la posibilidad de perderlo,
intentaría el suicidio:
niña de la mañana.

Te bebo

Tus senos son
la olla tierna
en donde hiervo el café
que he de tomarme cada vez
que mis manos
resbalen por ellos.

Anhelos

Y como brazo de mar, abrázame a tu cuerpo, hoja piel, hojéame en tu boca, agua fluida, sedúceme cayendo en tu caída, nube gris de la noche, flótame entre tus muslos, sostenme en tus adentros, abarca parte de mí, que por ansioso andaré, todo tu sexo mujer, y guárdame en él, siempre.

Sabedor

Yo,
silencioso,
confundido con el blanco aroma de la sal
y en plena esquina de la tierra,
aspiro a una eternidad aparecida,
la más pura,
única llamarada cierta,
certera como azúcar morena
que llegó temprano a salvarme,
esa que sé,
acogerá mis palabras.

Besos

La luz anunció su entrada;
el deseo comenzó a brotar,
y la oquedad desnuda,
acongojada,
empezó a suplicar.
Desde ese momento,
inevitablemente,
hubo que cubrirla
de manera inagotable,
a besos.

Celosa

Si supieras cuánto extraño tus celos
que nos convirtieron en extraños,
vendrías a refugiarte en mí otra vez,
hoy que necesito de alguien,
que no sea yo.

Dime

Esta noche, mujer que no te hallo,
niégame tu cuerpo.
Háblame de amor y regálame un beso
en la frente que arde por ti;
toma mis manos,
enciérralas en las tuyas
y dime qué puedo hacer contra la maldita distancia,
mañana por la mañana.

Roce

Adivinar un mágico
roce seco de tus muslos,
sería volver loco
al que posea la oportunidad de sentirlo,
admirando en pleno,
la perfección que significas
con el singular hecho de tu belleza,
y no dejar de vivir ansioso
por saberte,
pero desnuda.

Lejanía

Tú,
la desolada ausencia,
el silencio más nocturno;
necia necesidad
involucrada en un miembro
latiendo obligado,
insidioso de saberte lejos,
inalcanzable

Ceguera

Con qué ganas te espero
encerrado en el diván del insomnio,
atravesando al aire frío como la noche:
enredo del sufrirte a solas
entre el silencio y la nostalgia
de tu sexo,
que no se detiene a mirar nada.

Deleite

Me deleito con el delito
deshaciendo lo hecho
en un final de invierno,
solo, inmaculado por la ardiente nieve
que brotó de entre tus piernas,
ahora agua
disuelta entre mis dedos.
Avasallado por la conciencia,
recuerdo la destrucción del poseerte
aquella noche, prendido
y desdichado para siempre,
en el fondo de tus desolados muslos.

Serena

Para qué la madrugada,
el silencio absurdo de tus ojos
en el manantial del deseo,
las palabras desbordadas
de ternura empalagosa,
si la mañana borra todo
y tú, serena,
retornas desnuda
al lecho del nunca jamás.

Debilidad

Con el simple hecho
de abarcar tu cintura
con mis manos;
el centro que divide a mi vida,
empieza otra vez
a latir desbocado.
Qué difícil locura vivo,
inmerso en las ganas
de acercarme, lento,
a despojarte de las asquerosas prendas
que impiden el paso
a mi débil cordura.

Superficies

Entre tú y yo,
la situación única
y sin reparo alguno,
funciona a la perfección
para todo lo imaginable;
lo inimaginable,
es llevado a cabo
en el suficiente suelo
que nos sobra.

Ansiedad

Deseaste partiera a la mitad
dulcemente
tu delicado cuerpo,
sumergido en ti
desencadenado,
al contrario de si nacieras
y no encontré desigualdad alguna:
mujer ansiosa de poesía perversa.

De tanto en tanto

El talle se te ensanchó
ante este irremediable sol
de miradas inexistentes
y la luna,
de tanto en tanto,
se asomó a tus pechos y muslos
sólo para gozarte joven
en el desolado paraje
inmortal de la perdición.

Mientras

Asoma del fondo de tus piernas
el sello sediento
que romper con mis labios;
apriétate los senos
enteramente dispuesta,
mientras aguardo deseoso
acechando furtivo en las horas,
el bello momento de romperlo.

Método

Miro el horizonte
pleno,
indefenso,
hurgando tu extensa
garganta
en medio del llano;
me deshago en llanto
conformando el oasis
que vendrá a estallar
dentro de tus labios:
serpiente
a la que inundo
sus centros.

Insensatez

Crucificado
con dulces cuerdas
y en las fauces del fuego,
encerraste el eslabón
que no he de hallar jamás,
si no te ardo.

Placebo

En el desastre del silencio,
ensimismado ante lo indescifrable
que resulta el gozo de saberte,
alborotado y sumiso,
miro con la paciencia del condenado
tocarte a solas
sin emitir sonido alguno,
embriagándome de placer.

Incapaz

Cómo hacer
para pedirte unas horas
y hablarlas todas
sobre nosotros que no somos,
que nos desconocemos,
cuando soy incapaz de decir:
tu cuerpo es el lenguaje del deseo,
un escenario
con brazos de sol
y pezones de lluvia,
que feliz
otearía la noche entera.

Pagano

Te descalzas mujer,
haciendo estruendo en la vereda
donde posas queriendo beber
el líquido que se me derrama.
Ven a mí,
no existe el miedo
en este fulgor donde me hallo;
soy hombre libre
sin clavos en las manos,
para amarte.

Cómplice

Harto de hipocresía
te busco,
me hundo en el centro
de tu divino tesoro:
castísima y dulce
mujer de senos grandes,
alas de murciélago,
sexo desesperado:
cómplice sedienta,
nunca satisfecha.

Lenguaje

Tu boca que no es la mía,
los desairados labios
encerrados en el aire mismo,
desean mi cálido sexo:
lengua que no sólo habla de ti,
sino que me sabe entera.

Secreto

A mis dedos
devoradores de tu cuerpo,
les bastará una mínima orden
para inundarte el ojo de la vida
por dentro y por fuera;
el de la oscura suerte,
el anhelado.

A ras tiempo

Embriagado de cartografías
corporales
logradas
en una veintena de años,
ando buscándote chiquilla,
menor de edad por un mes,
para cometer el delito
de descifrar tu cuerpo,
antes
de que sea demasiado tarde.

Tramposa

Encuclillada,
pretendes graciosa
desaparecer de mis ojos
tras estúpida pared.
Trepada en la azotea
de tus voluntades
azotaré esa desnudez
por placer puro.
Y saciada en las alturas,
creeré inútilmente
haber cumplido,
caprichos de niña
enamorada de mi sexo.

Abuso

Te abres furiosa
mirándome a los ojos,
exiges mi cercanía
hacia el abismo
que señalas con tus dedos:
inicio diario
al que me haz hecho adicto.

Paisaje

De espaldas,
te despojas de la blusa
y pides te abrace indecente.
Una vez unidos,
me separas
quitando del resto de tu cuerpo
prendas
que desapareces ante mis ojos,
y posas las manos atrevida
sobre tus rodillas,
logrando un panorama
al que no puedo rehuir
en el siguiente llamado
que no será
de un simple abrazo.

Borrón

Lústrame el miembro,
inicia el desvarío
que necesita tu lengua;
déjalo brillante,
hazlo para borrar de mi mente
los últimos sucios besos
que lo lamieron.

Olvidos

No olvido tu estar de aquella tarde,
sola,
semidesnuda,
ultrajada,
dolida,
ensuciada por otros en el solitario solar.
Fui a ti,
sorprendido,
confuso
y espantado.
Desde entonces,
te veo,
te beso,
te mimo,
te amo diariamente para que tú,
olvides tu aquel estar de esa tarde.

Añoranza

Tu boca después de besar
mis muslos y más,
termina resultando un delirio
por el cual resbalar
hacia aquellos días
en donde hallo la posibilidad
de olvidar perderme
en el suficiente mar,
cuando borraste de mí
el niño que fui.

Espera

Beso con ansiedad el centro de tus muslos
deleitándome con ese agridulce sabor,
hundo mi lengua empapando la nariz
de tus jugos
y en el disfrute de tu olor lascivo,
me estoy viviéndote así, hasta tu orden,
que espero,
tarde lo que una noche
para amanecer en ti.

Alevosía

Invoco a tu vientre desde el delirio del olvido,
asesina de anhelos,
voy con la mente hacia tus costados
derrumbándome de tanto en tanto
en ambos;
lentamente.
Bajo saboreando el suave vello
que me llevará a recordar siempre,
el sitio exacto de tus homicidios.

Reconocimiento

Se ahogaron las ganas de saberte
en el delirio innombrable
de la hora precisa
en que dejé de ser,
el hombre de tus sueños
entre la espesura de tu sexo.

Figura

Me agarró la madrugada
con sus esbeltas manchas:
finísimo hilo colorido
en medio de tus nalgas:
figura en donde se tiende el amanecer,
y no logré borrar tu rostro
entercado en lo que necesitas
y no soy.
Caí,
no sólo tres veces, no,
me arrastré en el piso
por no haberme atrevido
a hundir mis dedos
acariciándolas y enterarte,
que sí puedo ser
quien tú quieres.

Simplezas

Cómo negar la distancia
por simple que ésta sea,
si puede ser solo un paso,
que de no darlo,
nunca te sabré.
Condúceme
hasta ese lugar
que dices poseer,
que no hablaré de él,
si tú no quieres.

Entretanto

La esperanza me entretiene
mientras todo pasa.
Es un remedio silencioso
entre el ruido que padezco,
un solar al que acudir
en estos días,
y sentarme a sentirte
solo, a solas, contigo.

Acerca del autor

Acerca del autor

Biobibliografía

Mario Islasáinz

Córdoba, Ver. Dic-1959.
Lic. en Psicología por la BUAP.
Lic. en Filosofía y Letras por la UDLA. A.C.
Maestría en Literatura Hispánica por la UDLA. S.A.
Publica desde 1981 para diversos suplementos y revistas culturales nacionales y extranjeros.
Antologado en media docena de libros.
Autor de una docena de libros de Poesía.
Coordinador de Talleres Literarios desde 1990.
Director de la Revista Literaria “Pasto Verde” ( 1993-2002 ).
Ha sido Becario por el IVEC-CONACULTA en creadores con trayectoria 2004-2005.
Director de la Editorial Marginal “Letras de Pasto Verde”, desde 1993.
Actualmente es Director de La Casa Laboratorio de Expresión y Talleres Libres A.C. en Orizaba, Veracruz.
Promotor y difusor cultural independiente desde siempre.